Esto va de los libros que leo, de los que me gustan y también de los que no.

viernes, 12 de septiembre de 2008

American Dream, N. Mailer

Escribo esta entrada en la oficina, aqui en Londres, mientras a mi alrededor se organiza un botellon. En la propia oficina, de hecho. Bacanal romana como pocas, en la que es la propia empresa la que paga todo, entendiendo bien lo del 'work hard, party hard' de mi amigo Sebas pero tambien (dispulpas por las tildes) fijando una delgada linea roja que al menos a mi mi me obliga a reflexionar: hacia donde vamos? Que tipo de relacion humana se construye a la sombra de una botella y de un portatil? Y sera por el adocenamiento colectivo al que estamos sometidos, o sera quiza por algun otro motivo que me cuesta discernir, pero lo cierto es que me gusta, me place.

Me excita. Todo esto a colacion del ultimo libro que he leido, American Dream, de Mailer, ya que no deja de ser esto algo muy distinto del tipico concepto de sue;o americano, al menos el que nos cuentan en las peliculas y que, ciertamente, es el canon a batir. Da igual que hayas estudiado en un colegio publico, hayas ido a una universidad publica y que tu familia llegue a fin de mes como buenamente pueda. Si quieres, puedes. Toma colacao, echale dos cucharadas de azucar al cafe y comprate un seguro a todo riesgo. O quiza no?

Ese "quiza no" es el que Mailer, de forma subyacente, ataca en la novela. Porque el protagonista no debiera tener motivo de queja: es la encarnacion del Sue;o en su maxima expresion. Casado con la hija de un poderoso (y mafioso) multimillonario, heroe de guerra, ex congresista y reputado presentador de television, profesor universitario y unos cuantos galones mas. Y aun asi, la luna le llama. La luna le susurra, le tararea, le mece y le entona canciones que no debiera escuchar, pero que obviamente tampoco puede obviar. Quien puede? La luna no es un compa;ero de baile al uso, sabe como engatusarte. Y lo mas definitivo de todo: sabes que no miente. Asi que cuando la luna le pide que mate a su mujer... el resto es historia.

Ciertamente hay aspectos de la novela que me han gustado y otros que no tanto. El estilo es muy directo, y muy americano. Recuerda por momentos a un a;ejo capitulo de Colombo. Y el ingles en el que esta escrita es muy americano tambien, por momentos me costaba seguir los zigzagueantes dialogos que, en mi opinion, son lo mejor del libro en cuanto a estilo y sin embargo lo peor en cuanto a que rompen con la trascendencia que ba;a las reflexiones del prota. Resultan por momento como una terapia de choque, en la que la melodia trascendente de Mozart y los acordes machacones de ACDC se interpolan cada cinco minutos. Yo siempre fui de ACDC, claro. No te mientas, tu tambien.

El personaje es de aquellos que se dejan odiar. No se dejan querer, se dejan odiar. Lo cual es mucho mas dificil porque, a diferencia de lo que suele suceder en el cine o en las novelas de Dan Brown, el protagonista no tiene por que ser una bellisima persona. Basta con que sea interesante. Tanatos o Eros, que mas da: son los latidos, estupido!

Mailer es un poco brutote tambien. A veces tirando a cafre. Sobre todo cuando su personaje se refiere a los negros, y, mas aun, cuando mantiene relaciones sexuales. Trata a las mujeres, a todas y a cada una de ellas, como mejos objetos, cosas, con los que disfrutar a su antojo. Sin ser consciente de ello, claro: es el trapo humedo con el que saca del horno sus miserias sin quemarse, o lo que es lo mismo, sin pegarse un tiro. Dulce castigo.

Y hasta aqui, que me reclaman para jugar al billar. Eso si, que me dejen decir, a modo de coda, que lo cierto es que ardo en ganas de leer algo mas del autor. En teoria, esta es una obra menor, lo cual me hace pensar hasta que punto sera este virtuosos capaz de jugar con el lenguaje en otras novelas. Eso sera otra entrada del blog, no obstante.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Youth, J.M. Coetzee

Este blog no es ninguna casualidad, aunque ciertamente pueda parecerlo. Viene desencadenado por una secuencia muy concreta de hechos, que nace con la lectura de un libro, continua con una noche de desenfreno, roza la coda final con una entrada a destiempo en un blog y ese roce se hace caricia poco a poco, lentamente, hasta materializarse en una idea: crear un registro de libros, no necesariamente buenos aunque idealmente no malos, al que poder echar la vista atrás algún día.

La mecha con forma de libro que prende el blog es Youth, de Coetzee. Se entiende mejor el porqué a poco que resuma el argumento del mismo: un adolescente sudafricano que intuye que tiene un gran potencial como escritor, o artista, como él mismo y las cantaoras de nuestro país gustan en llamarse. Su vida personal es un desastre, su expediente académico apesta, y su país, en los años cincuenta, se encuentra en ciernes de algo que no está excesivamente claro que es pero que huele mal.¿Solución? Huida hacia delante, billete de barco a Londres y borrón y cuenta nueva en forma de vuelta a la casilla de salida, en la que tanto su vida personal como profesional conforman una espiral hacia un desagüe vital que es más y más desazonador conforme las páginas avanzan. De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente. Ironías del destino, programador en IBM es la profesión que elige el autor como metáfora.

No nos llevemos a engaño, no me identifico con el personaje nada más que con el concepto de huida en forma de salto de trampolín en el que se mira abajo, sí, para ver si hay agua, pero tampoco se molesta uno en comprobar lo limpia que está, ojalá cristalina, o lo profunda que es la piscina. No comparto su afán autodestructivo, su pesimismo existencial, ni tampoco lo insípido de su vida en Londres ni su omnipresente despecho hacia la ciudad. Todo lo contrario, más bien. Aún así, el personaje y sus circunstancias me parecieron las más apropiadas, dada mi situación actual, para empezar un blog que, por otro lado, siempre estuvo ahí mas debajo de una pila de papeles polvorienta.

No es mi intención evaluar los libros que vaya comentando, ni darles una nota o calificación. Quién carajo soy yo para atreverme. Uno se da cuenta de cuándo le ha gustad el libro que acaba de leer y cuando no. Minipunto para Coetzee.

El estilo de Coetzee es sencillo, asequible, se deja leer en su versión original en inglés y, por algún otro libro que he leído, también en sus traducciones al castellano. No pretende adoctrinar, ni arrojar luz sobre nada, y las pocas veces que lo hace lo formula en boca de sus personajes, o en las reflexiones de sus personajes. No sé si soy capaz de explicar esto con precisión: en muchas ocasiones, otros autores transmiten sus propias reflexiones y las hace pasar como si fuesen del personaje, en grandes parrafadas a modo de voz en off. Suelen estos fragmentos ser aburridos, o al menos a mi me lo parecen, porque no me acaban de encajar con lo que dice y hace el protagonista de turno en el resto de la novela, con sus acciones, con su dejarse llevar página tras página. No es este el caso de Youth, en el que el lector, o mejor dicho, yo, me creo a pies juntillas las reflexiones del protagonista como suyas propias. ¿Crédulo? Pues sí, también, para qué nos vamos a engañar.

Por lo demás, para mi tuvo la virtud de no ser una novela larga. Virtud porque el carácter de frialdad absoluta que se asocia a Londres en la novela me hubiese resultado difícil de soportar en un mamotreto de cuatrocientas páginas. No así en las 169 de la edición de bolsillo. En cualquier caso, y a pesar de la citada frialdad, la descripción que se hace de la ciudad de hace cincuenta años no difiere en lo esencial de lo que es a día de hoy, y, al menos para mi, ha sido muy gratificante reencontrarme con viejos conocidos en forma de calles, librerías o barrios. Supongo que a un lector madrileño le tiene que pasar lo mismo con Alatriste - sarcasmo-.

Un libro entretenido, con un potente y sintomático significado, al menos para mi, que ciertamente disfruté y que, precisamente por no ser de las obras más conocidas del autor, me encantaría recomendar a amigos.

Comenzando que es gerundio

En su día, hace muchos muchos años (lo menos treinta), yo ya tenía un blog en el que hablaba de todo lo que me pasaba por la cabeza, de mis ideas, de mis andanzas y pesares, de mis cosas. Un poco el pudor, un poco la pereza, entre los dos acabaron con él. Ahora sólo escribo de bares y jarana, y además en inglés, para que se me entienda aún menos, en pintofcarlingplease.blogspot.com. Y entre fiesta y bar, entre pinta y hamburguesa, entre tequila y concierto, trato de sacar un poco de tiempo, aunque sea sólo una minúscula y ridícula parte de ese querido tiempo, para leer lo que cae en mis manos. De eso va este cuadernito. De los últimos libros que he leido, lo que me parecieron y lo que me dejaron de parecer.

¿Aburrido, verdad? Más aburrida es la Fórmula 1.