Esto va de los libros que leo, de los que me gustan y también de los que no.

viernes, 12 de diciembre de 2008

The Road, Cormac McCarthy

Una de las escasas entradas de este blog, o mas bien amago de blog, referia a No country of old men, y ya alli me referi al estilo de este se;or, Cormac McCarthy, y lo que me gustaba y dejaba de gustar de el. No me repetire en esta entrada, en la medida de lo possible.

Por cierto, para el que no se haya dado cuenta aun, sigo con teclado sin tildes ni e;es ni nada por el estilo. Cualquiera que sea un poco perspicaz pensara que debe por tanto de tratarse del ordenador del trabajo, y que, dado que este es fijo, estoy escribiendo esta entrada desde la oficina. Viva la gente perspicaz. Efectivamente, y desafortunadamente tambien, tener un jefe ligeramente enfermo por el trabajo al que le gusta hacerte esperar los viernes por la tarde, cuando ya no tienes absolutamente nada que hacer ni que aportar, por el mero hecho de pegarse el homenaje de mirarte y decir: hay que ver mi jovenzuelo, como se parte el espinazo por la causa. Pues eso, que al Lazarillo no se la dieron, ni con queso, y tampoco me la van a dar a mi. O como se diga o se piense. O en castellano, que me da que desvario, que efectivamente, aprovecho un ratito de viernes tarde para engordar un poquito Internet, que parece que falta le hace.

En cualquier caso, y dejando los desvarios para dentro de un rato cuando las pintas hagan su socorrido efecto, de lo que aqui se trata de de hablar de un premio Pulitzer, se;ores. Y me parece muy curioso, porque que tenga en mente, solo he leido dos premios Pulitzer de ficcion: La Carretera y las Uvas de la Ira. Y curiosamente tambien (la curiosidad mato al gato, ya sabeis), los dos libro tienen una tematica muy muy similar: una familia abandonada a su suerte, en la carretera la mayor parte del camino, tratando de sobrevivir en tierra hostil.

Las diferencias son mas de forma que de fondo, por tanto. Aqui no se trata de la busqueda del Dorado en forma de pan en California, sino de un futuro apocaliptico y (probablemente, aunque no se explicite) postnuclear en el que la raza humana esta practicamente extinta y los cuatro gatos que quedan parecen empleados de Lehman Brothers: canibales, egoistas, capaces de cocinar un ni;o sin cabeza a la plancha o de violar a diestro y siniestro todo lo que se ponga en su camino. Pensandolo bien, quiza me haya pasado un poco con los pobres banqueros, aunque tambien es verdad que una bomba nuclear y medio quilo de cigalas para desayunar tampoco es que sea exactamente lo mismo.

El estilo (si, dije que no iba a repetirme mas que el ajo, pero es que hay mucho vampiro suelto en la red, no se si lo sabiais) es duro, parco en estilismos, y tiene la virtud de fijarse en la cabeza del lector y quedarse ahi durante un buen tiempo, incluso en zopencos sin memoria como el que escribe. El mero hecho de llamar a los personajes ‘Padre’ e ‘Hijo’ (supongo que lo habran traducido asi, aunque las traducciones al castellano de este autor tengo entendido que son infames, aunque aqui no haya el dichoso acento de Texas del que hablaba en la otra entrada), lejos de despersonalizarlos, lo unico a lo que contribuye es a fortalecer su relacion, su lazo de sangre que en definitiva es lo unico que les queda. Las descripciones de los paisajes, crudas, frias, se ajustan perfectamente a lo que todos, desde Terminator 2, imaginamos que puede ser ese futuro que parece que siempre esta ahi pero nunca llega, como el bueno de Olano.

Ya sin bromas, el libro es el mas duro que he leido nunca, y eso es bastante. En la linea de Las Uvas de la Ira (durisimo tambien), pero mas bestia y descorazonador aun. De hecho, cuando uno lleva 50 o 70 paginas realmente quiere dejar de leer, el cuerpo no le pide continuar. Esta sensacion se mitiga poco a poco, pero no por el hecho de que la crudeza y dureza y, por que no decirlo, crueldad del libro se atenue con el trasiego de papel de un monton a otro, sino porque el dolor, como todo, se anestesia facilmente con la monotonia, y en esta sociedad de excitacion continua y de no parar que pierdes el tren es muy muy dificil que alguien se sobresalte con el hambre de un ni;o, si ya lo paso hace 20 paginas, aunque ahora sea peor. Crisis de verdad tendriamos que pasar, como dice mi abuela, y no de estas de ahora, de barra, ca;ita y tapita de jamon para consolarse.

El final he visto que levanta algo de controversia en internet, porque hay quien considera que es un happy ending sin sentido. Sinceramente, no le veo el happy ending por ningun lado, y me parece hasta sadico que alguien se lo pueda encontrar. Un final feliz seria que los dos protagonistas se muriesen en la pagina 2 y dejasen de pasar penalidades, y ahi acabase el libro. Lo demas, pamplinas.

Y si me preguntas si recomendaria el libro, pues despues de la entrada en el blog lo cierto es que va a parecer que estoy como una cabra, pero ciertamente si (y si). Esta muy bien escrito, describe situaciones limite con una habilidad pasmosa, y te cala por dentro, hasta empaparte. Te marca, y aunque tenemos muy buenos quitamanchas hoy en dia (llamalo whisky, llamalo futbol, llamalo el Papa Roma) esta es de las que oblige a remangarse y frotar. Y mira que era precisamente esto lo que intentaba Dan Brown con todos y cada uno de sus libros, pero, hay hijo mio, sin que sirva de excepcion el se;or Cormac le gana por una braza en esta ocasion.

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