Prácticamente todo lo que en su día escribí de The Big Sleep aplica igualmente a esta novela, por lo que esta va a ser una entrada más bien cortita, que estamos a viernes. Una vez superado el impacto inicial que me produzco aquella (el estilo, el género, la trama, los clichés noir), el regusto que deja esta segunda es incluso aún mejor, como los buenos maltas. Conforme uno se va dando cuenta de que lo de la primera novela del señor Chandler no fue fruto de casualidad y de que es muy capaz de mantener el nivel o incluso incrementarlo en obras posteriores, mi admiración por el autor no hace más que crecer y crecer. En lo que a mí concierne, que por otro lado es de lo que he venido a hablar aquí, de mi libro, Farewell My Lovely es incluso mejor que The Big Sleep. La trama está mejor hilada, con más continuidad y, más importante aún, menos giros de dudosa credibilidad. Con un final que esta vez sí tiene todo el sentido del mundo y que cierra la novela de forma sublime, o mejor dicho, redonda.
Y es que una vez leídas dos, me da la impresión de dos o cuarenta la estructura de las novelas del autor tiende a ser circular, empezando en un punto (típicamente un personaje, en este caso Moose Malloy, en The Big Sleep Carmen), y siguiendo el comportamiento de una peonza: según se desencadena el primer golpe inicial, la trama va girando poco a poco, en círculos cada vez más amplios, y complicando la trama hasta que ese primer punto de partida se pierde totalmente de vista, oculto por tramas secundarias que en el fondo no lo son tanto, sino agregados que contribuyen a enraizar la investigación y hacerla lo suficientemente interesante como para que sobre ella se escriba una novela. En la parte final del libro, lenta pero inexorablemente, antes de que la peonza pierda toda tracción y se deposite impotentemente en el suelo, el autor vuelve siempre a ese personaje inicial, que resulta ser la clave que da sentido a todo lo hasta entonces relatado. Y en cuatro o cinco páginas, al final del todo, se resuelven todos los dilemas pendientes, y el bueno de Marlowe hace un par de reflexiones de cara al tendido, cigarrillo y petaca en mano como mandan los cánones.
La trama, tratando de no destripar nada al que se anime a una sesión de Bourbon, consiste fundamentalmente en el desarrollo en paralelo de dos casos distintos: un asesinato por parte de un gigantón, en presencia de Marlowe, y otra muerte, en este caso de un snob que contrata al protagonista para realizar el pago de un rescate por unas joyas. Todo ello aderezado de la típica pelirroja, la típica rubia que quita el hipo, un gangster con su timba en su barco, un psiquiatra de lo más turbador, una abuela alcohólica que busca en el fondo de un vaso de ginebra tiempos mejores, y un par de sabuesos, uno listo y otro tonto hasta decir basta.
En definitiva, otra muy buena novela negra que no aporta demasiado respecto a la anterior, ni maldita falta que le hace. Lo bueno, si dos veces, dos veces bueno.
Hello world!
Hace 2 meses