Esto va de los libros que leo, de los que me gustan y también de los que no.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

A long way down, Nick Hornby

Tras leer High Fidelity, obviamente tenía que atacar alguna otra obra del autor, dado el difícilmente mejorable regustillo que me dejó la primera. A la hora de escoger la siguiente me dejé llevar por un mecanismo infalible por antonomasia, cortesía de Waterstones (una de las principales cadenas de librerías en el Reino Unido): buscar los que estuviesen en oferta, esto es, con una pegatina de dos por tres. Ciertamente no es un criterio especialmente literario, ni siquiera inteligente quizá, cuando al fin y al cabo un libro cuesta siete cochinas libras, o, lo que viene a ser lo mismo, las dos primeras pintas tontas de un martes de despiste. Que no cunda el pánico: tambián hay que tener en cuenta que a esa altura de la película ya había tomado la firme y sabia (por una vez) decisión de leer todo lo que este autor tiene editado hasta la fecha, que debe ser a día de hoy algo así como ocho o diez libros en total. Así que si tenemos en cuenta este aspecto, en realidad el orden de los factores realmente no altera para nada el cociente y la decisión tomada en base al precio cobra algo mas de sentido, no? Pajas mentales…

En cualquier caso, compré A Long Way Down y Slam. A Long Way Down es, quizá, incluso mejor que High Fidelity. O, al menos, tan bueno como este. A ver si consigo explicar por que en las próximas líneas sin ser cansino/viejuno…

El argumento del libro es sencillo de resumir: cuatro personas coinciden en una Nochevieja en la azotea de un rascacielos de Londres, dispuestos a suicidarse al alimón. Obviamente no se suicidan en el momento (se acabaría el libro en la página 3, y no estaría yo aquí perdiendo el tiempo), sino que genera una surrealista relación entre todos ellos que se desarrolla a lo largo de toda la novela, dando lugar a mas de una y de dos situaciones ciertamente hilarantes. El perfil de los cuatro elementos, a saber: una adolescente de lo mas “chav” (mackoy, que diriamos en Getafe, o de familia desestructurada, que dirían los psicólocos, equivocándose, por cierto, como el libro luego desvela), un veinteañero americano rockero, o al menos aspirante a ello (no confundir con Roquero, que es otra cosa), un presentador de televisión en claro declive desde que paso por la cárcel por acostarse con una menor, y, finalmente, una mujer con un hijo en estado de pseudo-coma, atado a una silla de ruedas de por vida.

La estructura del libro es bastante manida: se narra una historia lineal, en la que en cada capítulo, mas bien cortos de longitud por cierto, es uno de los cuatro protagonistas el que da su visión de cómo están trascurriendo los hechos. Lo que no es manido en absoluto es la ejemplar forma en la que Hornby construye unos personajes absolutamente desternillantes con los que, sin embargo, es muy fácil sentirse, una vez más, identificado en su patetismo. A mi en particular me chiflan el presentador y la adolescente, pero cualquiera de los cuatro no tiene desperdicio alguno, ni en lo que dicen, ni en lo que piensan, ni en lo que hacen o dejan de hacer. La libertad que supone crear en torno a unos personajes que ya han decidido suicidarse permite a Hornby desarrollar situaciones que aunque serian ciertamente inverosímiles en cualquier otro escenario, en este en concreto en el que se nos plantean no solo son creíbles, sino que parecen hasta lógicas e, incluso, inevitables en el sentido de que la única deriva natural que los acontecimientos podrían tomar es la que de facto toman.

Todo ello, repitiéndome como el ajo, en un inglés muy, pero que muy cómico, y muy, pero que muy bien escrito. Una vez mas, y ya va siendo tónica general del blog, veo complicada la traducción eficiente del texto, no ya tanto de la historia, sino de las situaciones y diálogos que la vertebran. En concreto, Jess (la adolescente) es un torrente de energía que, con su lengua suelta y su verbo fácil aunque parco en léxico, hace que el lector se sienta navegando en las procelosas aguas del norte de Londres, en un barrio lleno de tugurios, pit bulls y tipejos con capucha. Como la vida misma, vamos.

Resumiendo que es gerundio, un libro refrescante, como me da que va a ser la tónica de todos los del autor. Nada profundo, nada que te haga pensar más de la cuenta, pero a su vez, fundamental, nada que te haga pensar que el autor te tome por tonto. Lo cual es de agradecer, claro.

viernes, 12 de diciembre de 2008

The Road, Cormac McCarthy

Una de las escasas entradas de este blog, o mas bien amago de blog, referia a No country of old men, y ya alli me referi al estilo de este se;or, Cormac McCarthy, y lo que me gustaba y dejaba de gustar de el. No me repetire en esta entrada, en la medida de lo possible.

Por cierto, para el que no se haya dado cuenta aun, sigo con teclado sin tildes ni e;es ni nada por el estilo. Cualquiera que sea un poco perspicaz pensara que debe por tanto de tratarse del ordenador del trabajo, y que, dado que este es fijo, estoy escribiendo esta entrada desde la oficina. Viva la gente perspicaz. Efectivamente, y desafortunadamente tambien, tener un jefe ligeramente enfermo por el trabajo al que le gusta hacerte esperar los viernes por la tarde, cuando ya no tienes absolutamente nada que hacer ni que aportar, por el mero hecho de pegarse el homenaje de mirarte y decir: hay que ver mi jovenzuelo, como se parte el espinazo por la causa. Pues eso, que al Lazarillo no se la dieron, ni con queso, y tampoco me la van a dar a mi. O como se diga o se piense. O en castellano, que me da que desvario, que efectivamente, aprovecho un ratito de viernes tarde para engordar un poquito Internet, que parece que falta le hace.

En cualquier caso, y dejando los desvarios para dentro de un rato cuando las pintas hagan su socorrido efecto, de lo que aqui se trata de de hablar de un premio Pulitzer, se;ores. Y me parece muy curioso, porque que tenga en mente, solo he leido dos premios Pulitzer de ficcion: La Carretera y las Uvas de la Ira. Y curiosamente tambien (la curiosidad mato al gato, ya sabeis), los dos libro tienen una tematica muy muy similar: una familia abandonada a su suerte, en la carretera la mayor parte del camino, tratando de sobrevivir en tierra hostil.

Las diferencias son mas de forma que de fondo, por tanto. Aqui no se trata de la busqueda del Dorado en forma de pan en California, sino de un futuro apocaliptico y (probablemente, aunque no se explicite) postnuclear en el que la raza humana esta practicamente extinta y los cuatro gatos que quedan parecen empleados de Lehman Brothers: canibales, egoistas, capaces de cocinar un ni;o sin cabeza a la plancha o de violar a diestro y siniestro todo lo que se ponga en su camino. Pensandolo bien, quiza me haya pasado un poco con los pobres banqueros, aunque tambien es verdad que una bomba nuclear y medio quilo de cigalas para desayunar tampoco es que sea exactamente lo mismo.

El estilo (si, dije que no iba a repetirme mas que el ajo, pero es que hay mucho vampiro suelto en la red, no se si lo sabiais) es duro, parco en estilismos, y tiene la virtud de fijarse en la cabeza del lector y quedarse ahi durante un buen tiempo, incluso en zopencos sin memoria como el que escribe. El mero hecho de llamar a los personajes ‘Padre’ e ‘Hijo’ (supongo que lo habran traducido asi, aunque las traducciones al castellano de este autor tengo entendido que son infames, aunque aqui no haya el dichoso acento de Texas del que hablaba en la otra entrada), lejos de despersonalizarlos, lo unico a lo que contribuye es a fortalecer su relacion, su lazo de sangre que en definitiva es lo unico que les queda. Las descripciones de los paisajes, crudas, frias, se ajustan perfectamente a lo que todos, desde Terminator 2, imaginamos que puede ser ese futuro que parece que siempre esta ahi pero nunca llega, como el bueno de Olano.

Ya sin bromas, el libro es el mas duro que he leido nunca, y eso es bastante. En la linea de Las Uvas de la Ira (durisimo tambien), pero mas bestia y descorazonador aun. De hecho, cuando uno lleva 50 o 70 paginas realmente quiere dejar de leer, el cuerpo no le pide continuar. Esta sensacion se mitiga poco a poco, pero no por el hecho de que la crudeza y dureza y, por que no decirlo, crueldad del libro se atenue con el trasiego de papel de un monton a otro, sino porque el dolor, como todo, se anestesia facilmente con la monotonia, y en esta sociedad de excitacion continua y de no parar que pierdes el tren es muy muy dificil que alguien se sobresalte con el hambre de un ni;o, si ya lo paso hace 20 paginas, aunque ahora sea peor. Crisis de verdad tendriamos que pasar, como dice mi abuela, y no de estas de ahora, de barra, ca;ita y tapita de jamon para consolarse.

El final he visto que levanta algo de controversia en internet, porque hay quien considera que es un happy ending sin sentido. Sinceramente, no le veo el happy ending por ningun lado, y me parece hasta sadico que alguien se lo pueda encontrar. Un final feliz seria que los dos protagonistas se muriesen en la pagina 2 y dejasen de pasar penalidades, y ahi acabase el libro. Lo demas, pamplinas.

Y si me preguntas si recomendaria el libro, pues despues de la entrada en el blog lo cierto es que va a parecer que estoy como una cabra, pero ciertamente si (y si). Esta muy bien escrito, describe situaciones limite con una habilidad pasmosa, y te cala por dentro, hasta empaparte. Te marca, y aunque tenemos muy buenos quitamanchas hoy en dia (llamalo whisky, llamalo futbol, llamalo el Papa Roma) esta es de las que oblige a remangarse y frotar. Y mira que era precisamente esto lo que intentaba Dan Brown con todos y cada uno de sus libros, pero, hay hijo mio, sin que sirva de excepcion el se;or Cormac le gana por una braza en esta ocasion.

martes, 25 de noviembre de 2008

No country for old men, Cormac McCarthy

Lo primero de todo, sigo sin teclado decente. Lo segundo, no vi la pelicula en su dia, entre otras cosas porque acabe tan hasta la gaita del se;or Bardem que decidi que me la bajaria del emule major, aunque fuese solo por fastidiar. Y asi hasta hoy.

Lo tercero, que grata sorpresa el se;or McCarthy. Por lo visto es un escritor de culto, y lo cierto es que la calidad de su literatura bien merece esa consideracion, al menos en mi humilde opinion. Un tanto escabroso, tetrico y hasta desagradable en algunas ocasiones, si tuviese que definir su prosa en una unica palabra me quedaria con “potente”. Un autentico bofeton de autentico Oeste Americano.

Y es que la novela es un western, en realidad. Ambientado en la actualidad, cierto, pero no por ello en ningun momento desapegado al caracter primario y salvaje que acompa;a a esa region dejada de la mano de Dios. Con estructura de thriller, supongo que la adaptacion a la pelicula de los hermanos Cohen se Habra acercado en la medida de lo posible a lo que el autor transmite en el libro. Dudo muy mucho que se acerquen, por mucho talento que tengan.

Por varios motivos, de hecho. El primero, porque los dialogos de tres o cuatro palabras de McCarthy son realmente escalofriantes, de lo Buenos que son y de lo mucho que transmiten. No tengo ni idea de como habran traducido este libro al castellano, pero supongo que con bastantes problemas y sudores de cabeza: el acento y la forma de hablar de Texas embadurnan y vuelven a embadurnar el texto hasta hacerlo resbaladizo, dificil de coger, y por ello especialmente interesante. Las paginas corren, vuelan, y sin poderlo remediar en poco tiempo nos encontramos con que hemos terminado el libro, y nos toca en ese momento ponernos a reflexionar sobre el mismo.

Porque realmente, muchas de las cosas que suceden son muy muy bestias. Me encanta el final, un anti happy ending por antonomasia en el que ninguno de “los buenos” gana nada, mas bien lo pierden todo. Especialmente dura la escena final que refiere a la mujer del protagonista, cierto, pero no nos enga;emos: es este tipo de resoluciones las que hacen a una historia apetecible e interesante. Y te dejan con ganas de mas.

Respecto al estilo, por lo visto es el habitual de McCarthy: seco, sin lugar a adjetivos innecesarios, poesia u otras zarandajas. Habla de situaciones muy duras, y las describe con un lenguaje duro tambien, incluso crudo. Quiza leer muchos libros del autor escritos asi puedan llegar a cansar, pero desde luego como terapia de choque frente a otros autores mas “amanerados” (aun en el major sentido de la palabra) creo que es muy recommendable. Ademas, intuyo que esta forma de escribir debe dificultar en demasia la traduccion: cuando las frases son mas largas y complejas, es siempre mas facil encontrar una traduccion adecuada, aunque quiza no literal. O no, vaya usted a saber (como si hubiese traducido yo algo en mi vida…).

Por criticar algo, si es que soy yo quien para criticar, no me gustaron demasiado los interludios del Sheriff. Sinceramente, no se hasta que punto aportan a la historia gran cosa, mas bien me parece que cortan ligeramente el ritmo de la misma. Ademas el estilo de estas introducciones es mas tradicional, no tan parco en recursos, lo cual se traduce, al menos en mi caso, en ahondar en un cambio de ritmo al que no le acabo de encontrar el sentido.

En definitiva, un buen libro para el que busque algo distinto y, tras haber leido despues “The Road”, que sera probablemente la proxima entrada del blog, un buen autor para el que busque algo radicalmente distinto.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Elektra Assassin, Bill Sinkiewicz y Frank Miller

(ojo: Entrada desde teclado ingles. Resolvere las tildes y las faltas de ortografia debidas al corrector word cuando tenga un ratito. No se alarmen ustedes, no me he quedado tonto. Aun.)

Desde canijo siempre he sido un autentico fanatic de los tebeos, a los que ahora, como soy un se;or mayor y en vez de comprarmelos mis padres los compro yo, los llamo comics. Primero fue Mortadelo, luego evoluciono en superheroes de la Marvel y de DC, y, tras un breve y no excesivamente satisfactorio periplo por el Manga, me pase a las novelas graficas. Que se pueden resumir como tebeos con argumentos no sonrojantes (en la mayoria de los casos) que antes o despues acaban siendo adaptados, con mas pena que Gloria, para el cine. En fin.

De mi epoca Marvel recuerdo con especial cari;o una coleccion, los Nuevos Mutantes. Se trataba de una panda de mocosos a las ordenes del Profesor Xavier (efectivamente, el calvo) que venian a ser el repuesto de la Patrulla X. Argumentos para adolescentes, primeros novios y novias, etc etc etc. Apasionante cuando tienes 13 a;os, vamos. El caso es que la serie no valia nada, hasta que en el numero 14 aparecio por alli un Nuevo dibujante llamado Bill Sinkiewicz, que hasta entonces no era demasiado conocido por aquellos lares.

El solito convirtio el tipico tebeo infantiloide en un comic casi para adultos. Sus delirantes dibujos (pinturas, en realidad, ya que utiliza pintura propiamente dicha en lugar de tinta en la mayoria de sus obras) transmitian algo que, desde luego, no tenia absolutamente nada que ver con cualquier experiencia grafica a la que me hubiese puesto yo delante. Aun hoy, cuando me pongo delante de aquellos tebeos, ya corroidos y amarillos por el paso del tiempo, se me erizan los pelos y siento un ligero escalofrio, recordando lo mucho que disfrute en su dia con ellos…

PD: me faltan algunos numerous de los Nuevos Mutantes. Si alguien tiene tebeos viejos en casa, y tiene algun numero de esta serie, que me escriba un Emilio plis.

El caso es que Elektra es la obra mas famosa de este dibujante, probablemente porque se junto con otro Coloso de la vi;eta, Frank Miller. No soy ningun fan de Frank Miller, la verdad: me parece que como guionista no es nada del otro mundo, y que las historias que cuenta pecan en general de simplistas, sobre todo cuando se pone en la piel de comic para adultos. Sin City quiza sea una excepcion, pero, aun asi, creo que carece de la profundidad de otros autores, lease Alan Moore y compa;ia.

En cualquier caso. Elektra es una autentica fiesta para los sentidos. Personajes totalmente desquiciados, un grafismo que desde mi humilde e ignorante punto de vista es mucho major que buena parte de los pingajos que tienen colgados en el Tate o en el Reina Sofia (el otro dia vi una exposicion sobre Rothko y me quedo bastante claro que parte del arte moderno es definitivamente una mayuscula tomadura de pelo). Pasar cada pagina es una delicia, y el mero hecho de que el argumento sea confuso y no especialmente bien desarrollado redunda incluso aun mas en el disfrute de la obra en si, al obligar al lector a concentrarse y revisitar vi;etas durante mas tiempo, descubriendo detalles que en primera instancia pasaron desapercibidos.

Aparte de ello, siempre he sido un fan de las historias catastrofistas de la Guerra fria. Igual que en Watchmen sabian explotar la continua tension que existia entonces a la perfeccion, los autores tambien lo hacen aqui (Watchmen, para los no versados, probablemente el major comic de la historia, y, sin lugar a dudas, el mejor comic de superheroes de la historia. Lo destrozan en el cine el a;o que viene, para los que les gustan las palomitas). El aspirante a Presidente de los Estados Unidos que pintan es una curiosa mezcla entre Obama y Kennedy, y el Presidente en funciones es una magnifica caricatura de Reagan/Nixon.

En definitiva, una magnifica novella grafica, con un poco de superheroes, un poco de Guerra fria y el mejor ilustrador que este humilde bloguero puede recordar. Si es poco, siempre esta Dan Brown, para presumir en el Metro.

martes, 11 de noviembre de 2008

High Fidelity, Nick Hornby

Cuando en su día vi la película protagonizada por John Cusack basada en esta novela, recuerdo que la echaban por la 2 a las tantas de la madrugada (sí, en aquella época era un rarito de esos, menos mal que me hice mayor), y recuerdo que me dejó un regusto de lo más suculento en el paladar. Por ese motivo cuando encontré el libro en Oxfam (una cadena de productos de segunda mano que da los beneficios al Tercer Mundo y que son para mi las más deliciosas librerías de Londres) por apenas dos libras, no tenía ciertamente ninguna excusa para no devorarlo en cuanto los fines de semana, los previos de los fines de semana y las consecuencias de los fines de semana me lo permitiesen.

Y me duró dos días pelados. No había tenido la oportunidad de leer nada de Nick Hornby anteriormente, ya que no es un autor especialmente conocido en España. Probablemente se deba (o al menos eso he leído en una sesuda web) a que las traducción al castellano que le suele acompañar no es tan brillante como debiera ser, probablemente no tanto por calidad o capacidad del traductor, que no seré yo quien la ponga en duda, sino porque el lenguaje tan inteligente y a la vez tan apegado a lo que es el día a día en Londres, y a la forma en la que habla la gente en esa ciudad, su olor, sus sensaciones… muy mucho me temo que sea difícil de reproducir todo eso en otro idioma. Algún valiente, paso al frente.

En cualquier caso, una auténtica joya. No recuerdo haberme reído tanto con una novela en mi vida, y eso que se trata no tanto de una comedia clásica sino más bien de una comedia romántica de esas en las que siempre está Hugh Grant figurando en el póster. Los personajes, sobre todo el protagonista, son sencillamente deliciosos, y los diálogos, con mucho lo mejor de la novela, absolutamente hilarantes sin dejar de ser fluidos, naturales y, sobre todo, creíbles. El que no se sienta identificado con al menos un treinta por ciento de lo que dice el protagonista, o mejor aún, de lo que piensa, de lo que cree y de cómo se lo cree, o bien miente o bien no es de este planeta. O no es un tío, lo cual, pensándolo bien, incluye a más de la mitad del planeta… en cualquier caso, es curioso cómo uno puede llegar a identificarse con un personaje tan canalla, torpe y buenazo en el fondo. ¿Aunque, es realmente curioso?

Eso sí, que nadie espere nada especialmente profundo, ni tan siquiera elevado o merecedor de algún premio pedante de estos que ahora son carne de cañón pedante. El libro entretiene, con estilo, con gracia, con clase y con mucha, mucha sabiduría, popular pero no por ello menos sólida y consistente. Si a ello le añadimos un poco de laurel (un montón de rincones de Londres que te obligan a esbozar una sonrisa cómplice), una pizca de comino (una interminable clasificación de canciones, discos, películas…), sal en su medida justa y sin pasarnos (como dice el protagonista, “eso” queda al otro lado de la puerta, donde debe) y un final demasiado feliz, de los que a todos en el fondo nos gustan aunque sólo los que no somos más hipócritas de lo necesario lo reconozcamos, tenemos como resultado la novela que más he disfrutado en el último año, por no ir más atrás que tampoco es cuestión de presumir de memoria histórica. Y como al final de lo que se trata es de disfrutar, y el que no esté de acuerdo ahí tiene la puerta, lo primero que hice al día siguiente fue ir a Blackstones a comprarme otras dos novelas del señor Hornby. Y poner una velita a San Pancracio para que viva muchos años y escriba muchos más como High Fidelity.

viernes, 12 de septiembre de 2008

American Dream, N. Mailer

Escribo esta entrada en la oficina, aqui en Londres, mientras a mi alrededor se organiza un botellon. En la propia oficina, de hecho. Bacanal romana como pocas, en la que es la propia empresa la que paga todo, entendiendo bien lo del 'work hard, party hard' de mi amigo Sebas pero tambien (dispulpas por las tildes) fijando una delgada linea roja que al menos a mi mi me obliga a reflexionar: hacia donde vamos? Que tipo de relacion humana se construye a la sombra de una botella y de un portatil? Y sera por el adocenamiento colectivo al que estamos sometidos, o sera quiza por algun otro motivo que me cuesta discernir, pero lo cierto es que me gusta, me place.

Me excita. Todo esto a colacion del ultimo libro que he leido, American Dream, de Mailer, ya que no deja de ser esto algo muy distinto del tipico concepto de sue;o americano, al menos el que nos cuentan en las peliculas y que, ciertamente, es el canon a batir. Da igual que hayas estudiado en un colegio publico, hayas ido a una universidad publica y que tu familia llegue a fin de mes como buenamente pueda. Si quieres, puedes. Toma colacao, echale dos cucharadas de azucar al cafe y comprate un seguro a todo riesgo. O quiza no?

Ese "quiza no" es el que Mailer, de forma subyacente, ataca en la novela. Porque el protagonista no debiera tener motivo de queja: es la encarnacion del Sue;o en su maxima expresion. Casado con la hija de un poderoso (y mafioso) multimillonario, heroe de guerra, ex congresista y reputado presentador de television, profesor universitario y unos cuantos galones mas. Y aun asi, la luna le llama. La luna le susurra, le tararea, le mece y le entona canciones que no debiera escuchar, pero que obviamente tampoco puede obviar. Quien puede? La luna no es un compa;ero de baile al uso, sabe como engatusarte. Y lo mas definitivo de todo: sabes que no miente. Asi que cuando la luna le pide que mate a su mujer... el resto es historia.

Ciertamente hay aspectos de la novela que me han gustado y otros que no tanto. El estilo es muy directo, y muy americano. Recuerda por momentos a un a;ejo capitulo de Colombo. Y el ingles en el que esta escrita es muy americano tambien, por momentos me costaba seguir los zigzagueantes dialogos que, en mi opinion, son lo mejor del libro en cuanto a estilo y sin embargo lo peor en cuanto a que rompen con la trascendencia que ba;a las reflexiones del prota. Resultan por momento como una terapia de choque, en la que la melodia trascendente de Mozart y los acordes machacones de ACDC se interpolan cada cinco minutos. Yo siempre fui de ACDC, claro. No te mientas, tu tambien.

El personaje es de aquellos que se dejan odiar. No se dejan querer, se dejan odiar. Lo cual es mucho mas dificil porque, a diferencia de lo que suele suceder en el cine o en las novelas de Dan Brown, el protagonista no tiene por que ser una bellisima persona. Basta con que sea interesante. Tanatos o Eros, que mas da: son los latidos, estupido!

Mailer es un poco brutote tambien. A veces tirando a cafre. Sobre todo cuando su personaje se refiere a los negros, y, mas aun, cuando mantiene relaciones sexuales. Trata a las mujeres, a todas y a cada una de ellas, como mejos objetos, cosas, con los que disfrutar a su antojo. Sin ser consciente de ello, claro: es el trapo humedo con el que saca del horno sus miserias sin quemarse, o lo que es lo mismo, sin pegarse un tiro. Dulce castigo.

Y hasta aqui, que me reclaman para jugar al billar. Eso si, que me dejen decir, a modo de coda, que lo cierto es que ardo en ganas de leer algo mas del autor. En teoria, esta es una obra menor, lo cual me hace pensar hasta que punto sera este virtuosos capaz de jugar con el lenguaje en otras novelas. Eso sera otra entrada del blog, no obstante.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Youth, J.M. Coetzee

Este blog no es ninguna casualidad, aunque ciertamente pueda parecerlo. Viene desencadenado por una secuencia muy concreta de hechos, que nace con la lectura de un libro, continua con una noche de desenfreno, roza la coda final con una entrada a destiempo en un blog y ese roce se hace caricia poco a poco, lentamente, hasta materializarse en una idea: crear un registro de libros, no necesariamente buenos aunque idealmente no malos, al que poder echar la vista atrás algún día.

La mecha con forma de libro que prende el blog es Youth, de Coetzee. Se entiende mejor el porqué a poco que resuma el argumento del mismo: un adolescente sudafricano que intuye que tiene un gran potencial como escritor, o artista, como él mismo y las cantaoras de nuestro país gustan en llamarse. Su vida personal es un desastre, su expediente académico apesta, y su país, en los años cincuenta, se encuentra en ciernes de algo que no está excesivamente claro que es pero que huele mal.¿Solución? Huida hacia delante, billete de barco a Londres y borrón y cuenta nueva en forma de vuelta a la casilla de salida, en la que tanto su vida personal como profesional conforman una espiral hacia un desagüe vital que es más y más desazonador conforme las páginas avanzan. De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente. Ironías del destino, programador en IBM es la profesión que elige el autor como metáfora.

No nos llevemos a engaño, no me identifico con el personaje nada más que con el concepto de huida en forma de salto de trampolín en el que se mira abajo, sí, para ver si hay agua, pero tampoco se molesta uno en comprobar lo limpia que está, ojalá cristalina, o lo profunda que es la piscina. No comparto su afán autodestructivo, su pesimismo existencial, ni tampoco lo insípido de su vida en Londres ni su omnipresente despecho hacia la ciudad. Todo lo contrario, más bien. Aún así, el personaje y sus circunstancias me parecieron las más apropiadas, dada mi situación actual, para empezar un blog que, por otro lado, siempre estuvo ahí mas debajo de una pila de papeles polvorienta.

No es mi intención evaluar los libros que vaya comentando, ni darles una nota o calificación. Quién carajo soy yo para atreverme. Uno se da cuenta de cuándo le ha gustad el libro que acaba de leer y cuando no. Minipunto para Coetzee.

El estilo de Coetzee es sencillo, asequible, se deja leer en su versión original en inglés y, por algún otro libro que he leído, también en sus traducciones al castellano. No pretende adoctrinar, ni arrojar luz sobre nada, y las pocas veces que lo hace lo formula en boca de sus personajes, o en las reflexiones de sus personajes. No sé si soy capaz de explicar esto con precisión: en muchas ocasiones, otros autores transmiten sus propias reflexiones y las hace pasar como si fuesen del personaje, en grandes parrafadas a modo de voz en off. Suelen estos fragmentos ser aburridos, o al menos a mi me lo parecen, porque no me acaban de encajar con lo que dice y hace el protagonista de turno en el resto de la novela, con sus acciones, con su dejarse llevar página tras página. No es este el caso de Youth, en el que el lector, o mejor dicho, yo, me creo a pies juntillas las reflexiones del protagonista como suyas propias. ¿Crédulo? Pues sí, también, para qué nos vamos a engañar.

Por lo demás, para mi tuvo la virtud de no ser una novela larga. Virtud porque el carácter de frialdad absoluta que se asocia a Londres en la novela me hubiese resultado difícil de soportar en un mamotreto de cuatrocientas páginas. No así en las 169 de la edición de bolsillo. En cualquier caso, y a pesar de la citada frialdad, la descripción que se hace de la ciudad de hace cincuenta años no difiere en lo esencial de lo que es a día de hoy, y, al menos para mi, ha sido muy gratificante reencontrarme con viejos conocidos en forma de calles, librerías o barrios. Supongo que a un lector madrileño le tiene que pasar lo mismo con Alatriste - sarcasmo-.

Un libro entretenido, con un potente y sintomático significado, al menos para mi, que ciertamente disfruté y que, precisamente por no ser de las obras más conocidas del autor, me encantaría recomendar a amigos.

Comenzando que es gerundio

En su día, hace muchos muchos años (lo menos treinta), yo ya tenía un blog en el que hablaba de todo lo que me pasaba por la cabeza, de mis ideas, de mis andanzas y pesares, de mis cosas. Un poco el pudor, un poco la pereza, entre los dos acabaron con él. Ahora sólo escribo de bares y jarana, y además en inglés, para que se me entienda aún menos, en pintofcarlingplease.blogspot.com. Y entre fiesta y bar, entre pinta y hamburguesa, entre tequila y concierto, trato de sacar un poco de tiempo, aunque sea sólo una minúscula y ridícula parte de ese querido tiempo, para leer lo que cae en mis manos. De eso va este cuadernito. De los últimos libros que he leido, lo que me parecieron y lo que me dejaron de parecer.

¿Aburrido, verdad? Más aburrida es la Fórmula 1.